Durante los ensayos de experimentación de la bomba atómica, primero fue lanzada aleatoriamente sobre diversos islotes.
Con el paso de los años, dichas islas fueron repobladas por monos, que se alimentaban fundamentalmente de cocos.
Inicialmente, no distinguían la cascara del fruto, hasta que se les indujo a lavar la primera por sus efectos radiactivos.
Cuando el número de primates que realizaban esta operación llegó a cien, entonces todos –sin excepción- procedían de idéntica forma. Este experimento se denominó el centésimo mono.
Pues bien, si seguimos con esa inferencia, bastaría que se difundiese un bulo para que convenientemente repetido hasta la saciedad, los comportamientos de él derivados se expandiesen por doquier.
Las portadas de determinados periódicos han venido, a veces, a transfigurar la realidad. El País difundió imágenes de un puente en Venezuela, que dijo clausurado por Maduro en la frontera de Colombia, cuando la realidad es que llevaba cerrado desde 2016; y otros medios han llenado o vaciado manifestaciones civicas a conveniencia. Hasta Podemos inventó un falso romance entre un diputado de su formación y Andrea Levy.
La difusión de titulares falsos ha llevado a la muerte a alguna de sus víctimas, como es el caso del Juez Roberto García Calvo, contrario al Estatut de Catalunya, que sufrió el montaje de un falso incidente de tráfico.
El problema de la masa y el individuo es una dicotomía que incluso alcanza al consumo. Si en una superficie comercial todos se abalanzan a comprar un producto, inexorablemente también lo harás tú.
Hasta tal punto es asi, que Zapatero alcanzó la Presidencia con la difusión de mensajes múltiples la noche después de los atentados de Atocha.
Y esto fue lo que ocurrió el pasado Domingo con la difusión de fotos falsas de padres con hijos en diferentes calles de España.
Tengo la impresión de que la historia de esta pandemia aun no está cerrada y que quedan sorpresas desagradables que cambiarán el formato de la realidad oficial. Y es que el inducido disgusto de la masa enardecida contra padres y niños, ha conseguido aliviar a Pedro Sánchez de la futura responsabilidad en un posible repunte de muertos por velar.
Fue Goebbels quien fundamentó la propaganda nazi en dos principios básicos.
El principio de la transposición, basado en que si no puedes negar las noticias nefastas (en este caso los más de veinte mil muertos solo contabilizados oficialmente), inventa otras que las distraigan…
Y el principio de la desfiguración, esto es, cualquier anécdota puede convertirse en amenaza grave convenientemente tratada. Y este es el caso.
Moreno Bonilla tiene a su lado un equipo de profesionales de la información extraordinarios, formados en la mejor redacción heterodoxa de periodistas de Andalucía; que erigieron el libre pensamiento como norma ética de funcionamiento, gracias al talante de Paco Rosell.
Pero me temo que sus cortoplacistas intenciones, puedan tener el envés de convertirlo en protagonista del repunte de la crisis, porque el partido no ha hecho más que empezar.
Buenas noches y buena suerte.
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